Por: José Hilario López
“Este mundo en sí no es racional, es cuanto se puede decir. Pero lo que es absurdo es la confrontación de esa irracionalidad con el deseo profundo de claridad cuya llamada resuena en lo más hondo del hombre. Lo absurdo depende tanto del hombre como del mundo. Es de momento su único lazo” (Albert Camus)1.
El absurdo, para Albert Camus, el filósofo francés y premio nobel de literatura en 1957, hace referencia a la experiencia de indiferencia que resulta de la confrontación del ser humano con el mundo. Se trata de una sensación que padece el individuo cuando toma conciencia de su situación espacial, carente de sentido más allá del plano humano en el que vive. Este es el sentimiento que hoy embarga a la mayoría de los demócratas liberales ante el hasta ahora imparable avance de los populismos en el mundo y la inminencia de una catástrofe ambiental, que amenaza con llevar al planeta a una nueva extinción de gran parte de los ecosistemas planetarios, esta vez generada por acciones (u omisiones) de una de sus especies, el hombre.
Camus combate en toda su obra filosófica el nihilismo, entendido como mentalidad de desarraigo y vacío de toda verdad y sentido, como reacción ante la impotencia del ser ante el absurdo. Su filosofía del absurdo constituye una alternativa a esa carencia de fe y de esperanza que la civilización occidental tuvo que enfrentar durante la primera mitad del siglo XX, comparable, guardadas proporciones y diferencias, a las amenazas que en nuestros tiempos estamos sufriendo. Camus trabaja el absurdo para mostrar una vía de escape al caos y la barbarie que derivaron del pensamiento nihilista, propiamente reflejado sobre el contexto bélico de su tiempo.
Donde Camus mejor expresa su pensamiento contra el absurdo es en su tragedia titulada El Mito de Sísifo, un personaje de la mitología griega condenado por los dioses a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Todos somos Sísifo, condenados a vivir una vida sin fin ni meta, cuya crueldad e indiferencia puede resultar desesperanzadora, lo que no justifica que la vida deje de ser respetada y protegida frente a toda forma de libertinaje criminal. Debemos ser capaces de dar un salto de esperanza para rebelarnos por un sentido vital, capaz de plantarle cara al absurdo y, así, escapar de las garras del miedo, el quietismo y la barbarie.
Acaba de concluir la CO16 sobre biodiversidad en la ciudad de Cali y sus resultados, por decir lo menos, no llenaron nuestras expectativas. Es así como ninguno de los objetivos que se habían planteado para el encuentro se cumplió. Lo más grave, la no aprobación de la estrategia de financiación de las metas del Marco de Diversidad Biológica (MDB). Sin este plan es imposible avanzar en el cumplimiento de los objetivos a 2030 establecidos en el Acuerdo de Paris de 2015, y la movilización de los 700.000 millones de dólares, monto en el cual se estima el déficit de financiación del MDB. Como si esto fuera poco, en la COP16 sobre biodiversidad ni siquiera se mencionó la importancia de proteger los ecosistemas que habitan en el suelo orgánico, de los cuales depende la alimentación de todos los seres vivos terrestres, Incluyendo, obviamente, al hombre.
La reciente victoria de Donald Trump ocurre apenas unos días antes de que comience la conferencia climática de la ONU, la COP29, que este año tendrá lugar en Azerbaiyán, un país petrolero interesado en incrementar su producción de hidrocarburos, como lo denunció hace poco la prensa internacional. Durante su primer mandato, el ahora presidente electo retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París, que es un compromiso para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados Celsius sobre los niveles preindustriales. Aunque tras la asunción del presidente Joe Biden en el 2020 se revirtió tal decisión, varios analistas anticipan que es probable que Trump vuelva a sacar a su país del Acuerdo. Recordemos que Los Estado Unidor es después de China el mayor emisor de gases de efecto invernadero.
Volvamos a la tragedia de Sísifo rey de Corinto, cuya astucia e inteligencia habían provocado la ira de los dioses. La interpretación de Camus sobre este mito es que el castigo de Sísifo refleja la condición humana. Sísifo es un héroe de lo absurdo, consciente de su destino, que aun así sigue viviendo a pesar del absurdo de su vida. Para el ensayista y novelista francés, todos estamos involucrados en tareas y luchas diarias repetitivas. Aunque suene sombrío, Camus afirma que ello no significa que esta situación deba generar desesperación.
Por el contrario, el Nobel explica cómo Sísifo no solo no se angustia por su tarea, sino que se siente liberado por ella. El personaje de la mitología griega está libre de la ilusión de que algún día tendrá algo más de lo que ya tiene. Y eso le hace libre. Como Sísifo, los seres humanos también podemos encontrar alegría y satisfacción en la lucha por un noble propósito, así no se alcance la meta durante su corta vida, a lo cual añadiría que el empeño y persistencia es su legado.
Hay dos experiencias, según el relato camusiano, que hacen que las personas reflexionen sobre el sentido de sus vidas: la repetición de sus días, la rutina, y la realidad irremediable de la muerte. Para mi la gran lección del mito de Sísifo es la persistencia en la búsqueda de un ideal, sin desanimarse por los tropiezos y fracasos, lo que justifica y da sentido a nuestras vidas.
En una de mis recientes columnas, hice referencia al reciente libro de filosofo coreano-alemán Byung-Chul Han, titulado El Espíritu de la Esperanza. Este inspirador libro renueva nuestra esperanza en que no todo está echado a perder, “visualiza la posibilidad de pensar en una sociedad no dominada por el miedo como instrumento de dominación, por la angustia y el pánico, emociones tan instaladas en las sociedades occidentales” (https://juanpaz.net/la-esperanza-una-vision-esperanzadora-del-futuro/).
1Camus, Albert. «Un razonamiento absurdo: los muros absurdos». En E. Benítez (Trad.), El mito de Sísifo (1.ª ed., p. 31). Literatura Random House, 2021.